Es posible comparar nuestra columna vertebral con un puente fuerte que soporta en gran medida nuestro peso corporal. Nuestra columna vertebral, que se encuentra entre nuestras piernas y nuestra cabeza, se compone de huesos llamados vértebras. Los huesos en cuestión tienen la posibilidad de unirse entre sí gracias a la articulación, el disco o los tejidos conectivos. La médula espinal, que se considera el elemento más clave del sistema nervioso central, también se encuentra en esta región. Una columna vertebral saludable afecta nuestros movimientos y calidad de vida de una manera muy positiva.
Nuestra columna vertebral debe estar recta al mirar de adelante hacia atrás o de atrás hacia adelante. Cuando se ven de lado, tienen curvaturas fisiológicas, es decir, normales. La flexión de la columna en vista anteroposterior se llama escoliosis. La escoliosis idiopática del adolescente (escoliosis del adolescente) es la más común. Aunque la columna vertebral se expresa de manera similar a las letras C o S con este trastorno, hoy en día no preferimos usar estos términos.
Por lo general, esto es notado por los padres. Esta obvia curvatura de la columna hacia un lado comienza en la adolescencia. Aproximadamente 3 de cada 100 adolescentes en el mundo enfrentan este problema. Las causas de la escoliosis del adolescente no se pueden determinar concretamente la mayor parte del tiempo.
En la escoliosis, la pendiente es de más de 10 grados. En una columna sana, las vértebras se extienden hacia abajo en línea recta en la espalda. En la escoliosis, esta línea recta comienza a deteriorarse y las vértebras comienzan a desplazarse de derecha a izquierda con el tiempo. La escoliosis estructural, que es causada por la rotación de las vértebras alrededor de su propio eje, también provoca cambios en la caja torácica, el tórax e incluso en la región de la cadera, además de la columna vertebral.
La escoliosis, que causa tanto la postura como una discapacidad visual grave, crea consecuencias más graves a medida que avanza la edad. Aunque la incidencia en las niñas varía según la edad y el grado de curvatura, es al menos 3-4 veces mayor que en los niños.